Alguna vez escribí un texto extenso del porqué me gustan tanto las bicicletas. Lo editaré para compartirlo en otra ocasión. Mientras tanto, mi debilidad crece. Continúo robándome imágenes y sobre todo, suspiro letras en forma de ruedas.
Las bicicletas también narran historias y guardan secretos. Estoy convencida que una bicicleta es un poema.
Puedo pronunciar las cosas más simples y siempre mencionar una bicicleta. Por ejemplo: Expresar que mi muchachita interior se cree bicicleta. Que hay bicicletas que no quieren salir de su estado depresivo. Y otras, defienden y contagian su alegría. Me gustaría fotografiar a Lance Armstrong. O decir: súbete a mi bicicleta. Sentir que las nubes, las aves, el viento, la felicidad o la nostalgia, andan en bicicleta. Quizá los grillos canten en ella. El paseo de una chica en bicicleta se deleita con los cerezos en flor y no sabe que un fotógrafo llamado Aurelio, guardó el instante.
Yo soy una bicicleta que sueña volar.
Y a ti te digo: Escríbeme una bicicleta.
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