Provienen de Norteamérica y Europa. Lleva 7 años
reconstruyendo 'caballitos de acero'.
La motivación más grande para Álvaro N. Gutiérrez, todas las
mañanas desde hace más de siete años, es modificar el aspecto de sus mejores
amigas y compañeras de dormitorio: sus bicicletas.
La mayoría de ellas son antiguas y tienen una larga historia, la misma que él reconstruye mientras las embellece y les devuelve la vida, luego de que sus dueños las abandonaron por creer que ya no podían usarse.
Este técnico en electrónica, de 31 años, después de ser administrador, conductor y hasta músico, se dedica a buscar bicicletas -casi siempre son provenientes de otros países- y repararlas. Las limpia, les quita el óxido y les consigue nuevos repuestos, en caso de que se necesiten.
"Yo siento un respeto inmenso por las bicicletas. Yo investigo de dónde viene; las desbarato, las limpio y les dejo la mayor cantidad de partes originales que no se hayan oxidado; todo para que quien las vea se emocione, pues -para mí- eso es lo más gratificante", aseguró Álvaro.
Se recorre toda la ciudad, sin importar la distancia, para arreglar o engallar las bicicletas que, más tarde y con orgullo, muestra a través de la red social Facebook. Desde allí, coleccionistas, estudiantes, restauradores o simples 'afiebrados' adquieren la suya.
La mayoría de los compradores viven en Suba y Usaquén. Lo llaman o le escriben y le solicitan la bicicleta de sus sueños, ya sea una modificada o una nueva -a petición de compradores frecuentes o amigos- con diferentes diseños y colores.
"Yo peso 80 kilos y siempre que termino una 'bici', la saco de mi casa y la monto para probar que funcione; así la entrego en perfectas condiciones", dice.
Las 'bicis' cuestan entre 200 mil y 2 millones de pesos. Su valor "depende de la marca, la nacionalidad, el año de fabricación, el estado en que se encontraba y el grado de originalidad de sus piezas", aseguró, este 'arquitecto' de las bicicletas, como lo denominan algunos de sus amigos.
El viaje más largo que ha hecho subido en uno de sus 'caballitos de acero' ha sido hasta el Tolima, donde también, asegura, ha encontrado más bicicletas antiguas, que por lo general los adultos mayores guardan con recelo.
Para Álvaro, la calidad de las bicicletas antiguas es única y perdura con el tiempo, por eso pueden ser trabajadas después de casi un siglo.
Por sus manos han pasado bicicletas de los años 30, 50 y 60, provenientes de Inglaterra, Estados Unidos y Checoslovaquia.
Si quiere conocer la obra de Álvaro, visite su página en Facebook Irrabacundo Austrolopiteco o comuníquese al 310-8534879.
La mayoría de ellas son antiguas y tienen una larga historia, la misma que él reconstruye mientras las embellece y les devuelve la vida, luego de que sus dueños las abandonaron por creer que ya no podían usarse.
Este técnico en electrónica, de 31 años, después de ser administrador, conductor y hasta músico, se dedica a buscar bicicletas -casi siempre son provenientes de otros países- y repararlas. Las limpia, les quita el óxido y les consigue nuevos repuestos, en caso de que se necesiten.
"Yo siento un respeto inmenso por las bicicletas. Yo investigo de dónde viene; las desbarato, las limpio y les dejo la mayor cantidad de partes originales que no se hayan oxidado; todo para que quien las vea se emocione, pues -para mí- eso es lo más gratificante", aseguró Álvaro.
Se recorre toda la ciudad, sin importar la distancia, para arreglar o engallar las bicicletas que, más tarde y con orgullo, muestra a través de la red social Facebook. Desde allí, coleccionistas, estudiantes, restauradores o simples 'afiebrados' adquieren la suya.
La mayoría de los compradores viven en Suba y Usaquén. Lo llaman o le escriben y le solicitan la bicicleta de sus sueños, ya sea una modificada o una nueva -a petición de compradores frecuentes o amigos- con diferentes diseños y colores.
"Yo peso 80 kilos y siempre que termino una 'bici', la saco de mi casa y la monto para probar que funcione; así la entrego en perfectas condiciones", dice.
Las 'bicis' cuestan entre 200 mil y 2 millones de pesos. Su valor "depende de la marca, la nacionalidad, el año de fabricación, el estado en que se encontraba y el grado de originalidad de sus piezas", aseguró, este 'arquitecto' de las bicicletas, como lo denominan algunos de sus amigos.
El viaje más largo que ha hecho subido en uno de sus 'caballitos de acero' ha sido hasta el Tolima, donde también, asegura, ha encontrado más bicicletas antiguas, que por lo general los adultos mayores guardan con recelo.
Para Álvaro, la calidad de las bicicletas antiguas es única y perdura con el tiempo, por eso pueden ser trabajadas después de casi un siglo.
Por sus manos han pasado bicicletas de los años 30, 50 y 60, provenientes de Inglaterra, Estados Unidos y Checoslovaquia.
Si quiere conocer la obra de Álvaro, visite su página en Facebook Irrabacundo Austrolopiteco o comuníquese al 310-8534879.
ALEJANDRA PATRICIA SERRANO GUZMÁN
REPORTERA MI ZONA EL TIEMPO
REPORTERA MI ZONA EL TIEMPO
ELTIEMPO:COM
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